VIENTOS DE CAMBIO EN CONCIERTO

sábado, 12 de diciembre de 2009

¡JAI-JAI….. A QUE MI GENTE!

Ya en ocasiones anteriores me he referido al Barrio de la Tetilla, que era conocido así en los albores del siglo XIX, pues según registros de los archivos de la iglesia, en 1834, mis ancestros se avecindaron junto con la familia Munguía en dos solares ubicados a media cuadra del Cerrito de la Tetilla; baste recordar que en esa época la iglesia administraba la compra-venta y registro de los bienes inmuebles, entre otros, situación que concluye años después al publicarse las leyes de reforma decreto expedido por Benito Juárez.
Con el tiempo y dos o tres generaciones después, ambas familias, a mas de ser vecinos emparentaron, toda vez que mi abuelo paterno llevó por nombre José de Jesús Benjamín Becerra Munguía, nacido o registrado el 7 de febrero de 1893, a quien le tocó vivir en su niñez la decena trágica e inicios de su juventud, la Decena Trágica, esto es, lo más álgido de la Revolución Mexicana.
Ahora bien, he señalado también que de niño viví en un barrio apacible en medio de la tranquilidad pueblerina de aquellos años, lejos, muy lejos de lo que se vive hoy en día con profundas huellas de violencia y delincuencia.
El tema a que haré referencia, esta ligado a uno de estos personajes nativos del barrio, apreciados, queridos y respetados, su nombre: Amalia Arias Gómez, a quien se le conoce como “LA COMALE“.
Amalia la Comale recibió ese apodo en el barrio y de ese modo nos dirigíamos a ella, pues tenía por costumbre decirles “Comadre” a cuanta mujer conocía.
Solamente que su dicción no era la correcta, padecía una limitación en su lenguaje, del tipo conocido como dislexia.
Amalia al comunicarse verbalmente por su parcial discapacidad, hablaba muy rápido, de tal suerte que acortaba las palabras, las omitía o pronunciaba de manera distinta; por ende, en lugar de decir comadre, pronunciaba “COMALE”.
Lo anterior no le representaba mayor problema, le encantaba platicar así, y la gente le aceptaba sus conversaciones de muy buena gana.
Pero……… Amalia era mas apreciada por una frase que logro acuñar, misma que acompañaba con su peculiar y sonora sonrisa por demás burlona.
Cuando en sus conversaciones con los vecinos conocía de algún exceso, mentira, abuso o exageración, ya fuera de su interlocutor o imputable a tercera persona, de inmediato remataba:
¡JAI-JAI….. A QUE MI GENTE!
Tiempo después la frase se volvió de uso común, para desenmascarar a abusivos, falsos, incumplidos y mentirosos, entre otros excesos.
Cabe aclarar que Amalia aún vive, lamentablemente su salud sufre quebranto de tiempo atrás y ya no sale de su casa: por ello, utilice verbos en presente y pasado.
Desde aquí un saludo respetuoso a su persona y ruego al Creador le tenga misericordia.
Como todo en este mundo tiene un origen, causa o razón de ser, debo una disculpa a los lectores por haber suspendido mis colaboraciones al semanario, sin explicación y sin aparente justificación.
Enseguida, de algún modo explicare uno de los motivos que me orillaron a tomar la determinación para dejar a un lado una actividad que me apasiona, la escritura, mas aún, contando con el favor y la aceptación a mis comentarios por parte de los lectores.



En el mes de julio, al regresar de la fiesta de fin de cursos del jardín de niños donde dos de mis hijos cursan sus estudios y en compañía de mi esposa pasaba por el portal de la presidencia y pese al escepticismo de mi familia (¿sabrían lo que nos esperaba?), pasamos a plantear un asunto al Presidente Municipal.
Con atención escucho mi queja relativa al funcionamiento de lo que se supone tiene licencia para operar como un expendio de cerveza para llevar.
Por razones obvias evitaré entrar en detalle, solo diré que ordenó al C. Eloy Ramírez Hernández me mostrase el expediente para justificar la licencia municipal de funcionamiento, algunos negocios de este tipo operan con venta para consumo directo y fuera de toda norma.
Deje y dejo en claro que son estos negocios de venta directa para consumo en el lugar, los que violentan los reglamentos en vigor (no sea que por ahí me liguen otros problemas).
Lo digo, porque en la conversación solamente participamos el C. Presidente, el responsable de reglamentos, su servidor y mi familia.
Seguramente les di el “tip” porque al final les señale que no fuera a suceder lo que me pasó durante la administración anterior cuando me queje con un policía sobre el comportamiento de un ebrio a bordo de ruidosa motocicleta, escandalizando un domingo por la noche en plena plaza principal y lejos de cumplir con su responsabilidad, fue con el tipo y me apuntó. Al retirarse los policías, el borrachín, adrede hacía más escándalo en actitud retadora a mi persona, con riesgo de atropellar a algún transeúnte y el ruidoso provocaba más miedo de la familia y el llanto de mis niños.
No le hubiera comentado esto al Ing. Pérez Gómez, el C. Presidente y su subordinado, pues hicieron exactamente lo mismo.
En una ocasión enviaron a la policía para decirle al propietario del negocio que Beto Becerra se había quejado.
La segunda vez y por ordenes directas del presidente, el C. Eloy Ramírez acudió a la negociación e hizo lo propio…….. “ME ACUSO”.
Desde luego que estuvo a punto de presentarse un serio conflicto con el dueño del negocio a quien aclare mi verdadera intención, así lo entendió y hoy en día nos dirigimos el saludo con respeto.
¿Qué tal gallo? Lejos de cumplir las ordenes y con su responsabilidad, propician conflictos mayores al ciudadano que en ejercicio de sus derechos y acogiéndose a los reglamentos y disposiciones emanadas de la propia autoridad???????????????????
Si lo anterior le sucede a Beto Becerra a quien no le gustan los problemas, imagine usted amable lector lo que le espera a un mortal cristiano que tenga el ATREVIMEINTO de exigir se respeten sus derechos y que se cumpla con las disposiciones en vigor.
Con toda seguridad pensarían que de esta forma me intimidarían para dejar de escribir.
Con que razón me traen a la memoria una frase del Presidente de Venezuela Hugo Chávez, la cual dirigió al entonces Presidente George Bush, misma que les dejo de tarea.
Por lo pronto les diré que como la Comale:
¡JAI-JAI….. A QUE MI GENTE!
En la próxima entrega sorprendentes revelaciones en materia de corrupción, servidos.